jueves, 1 de noviembre de 2012

En una palabra, tenemos una vida de discipulado devoto que dar.


"Si me amáis, guardad mis mandamientos", dijo Jesús. De modo que tenemos vecinos a quienes bendecir, niños a quienes proteger, a pobres a quienes elevar y la verdad que defender. Tenemos errores que rectificar, verdades que compartir y bienes que hacer. En una palabra, tenemos una vida de discipulado devoto que dar a fin de demostrar nuestro amor por el Señor. No  podemos desistir y no podemos volver atrás. Después de un encuentro con el Hijo viviente del Dios viviente, nada volverá a ser como lo era antes. La crucifixión, la expiación y la resurrección de Jesucristo marcan el comienzo de una vida cristiana , no el final de ella.

      Élder Jeffrey R. Holland, del quórum de los doce apóstoles.